Su relación con el G. E. Edelweiss se remonta casi a los orígenes del colectivo, y en concreto a 1955, apenas cuatro años después de la fundación del grupo, siendo una de las primeras grandes cuevas exploradas.

La cavidad se desarrolla en las calizas y dolomías del Turoniense Superior. El gran portalón de entrada, por el cual el río Hurón se sume en la cavidad, dará paso a una gran sala de 10.290 m² en la que se pierde el río, que reaparecerá en el Cañón. El trazado se ajusta a la dirección WSW-ENE, coincidente con la de un pequeño anticlinal, asociado al gran Sinclinal de Sedano, en cuyo eje se desarrolla la galería inferior, en la que nuevamente puede seguirse el curso del río.
Una gran sala ascendente, la Sala de las Dunas, enlaza con la Hoya de los Caracoles, mientras el río verá de nuevo la luz en dos surgencias localizadas junto al molino de Barrio Panizares y ocasionalmente, en crecidas, lo hará por la Cueva de los Moros. El desarrollo de la cavidad es de 3.310 m (Ver datos espeleométricos finales)  con un desnivel de +18 y -36m.

En diciembre de 2016 se conectan los sifones terminales de la Cueva de Basconcillos del Tozo con los sifones de la resurgencia de la Cueva de los Moros, formando una sola cavidad. Se reproduce en la base de datos el desarrollo oficial de la cavidad publicado por el G.E. Ribereño.

Datos espeleométricos finales: Datos de partida:
Cueva de Basconcillos: 3.310 m y +38/-36 m. Respeto de boca sumidero.
+ Cueva de Los Moros: 280 m, y +3,5/-5 m.
+ Sifón de unión: 45 m y -7 m.
Topografía base G.E. Ribereño 1983.
Datos finales: Desarrollo 3.635 m y +38/-43 m. Respeto de boca sumidero.
Topografía modificada: CEFME 2016.