COVA DO REI CINTOLO
Una importante contribución del G.E. Edelweiss a la Espeleología Gallega
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INTRODUCCIÓN La Primera Semana Burgalesa de Conservación de las Cuevas, celebrada en diciembre de 1975, aireó la posibilidad de que las aguas subterráneas del Páramo de Masa, de las que bebe Burgos, fueran contaminadas por los depósitos de una empresa que por entonces se instalaba en aquellas tierras altas. Un técnico pequeño y oscuro que afinaba muchas de las cuerdas de las orquestas constructoras locales, decidió que yo debía callarme, así es que en pocos días mi empresa me mandó exiliado a la última obra de la Península. Eran los primeros últimos coletazos rabiosos que daba el monstruoso pez, pretendidamente malherido, y de los que aún hoy, nos llegan muchas ondas vivas. Durante el primer año de mi estancia en Galicia, en 1976, tardé en darme cuenta de las posibilidades kársticas que ofrecían las montañas del interior. En Galicia, las cuevas no manifiestan su presencia por el afloramiento de grandes estratos de caliza desnudos, tal y como Burgos me tenía acostumbrado, sino que el previo conocimiento de la existencia de una cueva, por parte de algún natural del campo, puede dar lugar a descubrir un estrato calizo oculto bajo la cobertera verde y parda de algún prado. Así, mediante las mismas indagaciones que realizan los promotores de canteras, fui conociendo algunas pequeñas cavidades de la zona de Pedrafita. Luego visité el Museo Arqueológico de Lugo, que me abrió nuevas zonas y más tarde, por fin, descubrí O Cintolo. Fue estando ya bastante avanzado mi período de deportación, sin que mi exigua actividad espeleológica hubiese rendido ningún fruto, cuando se me presentó en casa Miguel Rioseras, del Grupo Espeleológico Edelweiss de mis raíces, que se encontraba en La Coruña estudiando en la Universidad Laboral. Como en otras ocasiones, la actitud inquieta de Miguel acabó por contagiarme y me puso en movimiento. Por él tomé contacto con dos elementos del Centre Excursionista de Terrassa, Josep Germain y Miquel Noguera, a quienes la "mili" había también desterrado. De esta forma me encontré metido en O Cintolo. La Cova do Rei Cintolo, emplazada cerca de las aldeas de Samordás y Supena, en el municipio de Mondoñedo, al norte pre-litoral de la provincia lucense, es una notable excepción a cuanto he dicho acerca de la natural ocultación de las cavidades gallegas y también sobre su tamaño. Su boca se abre al pie de un cantil calizo de gran potencia, que puede contemplarse desde la otra vertiente del valle, mientras nos acercamos por carretera a Mondoñedo. Los de Terrassa realizaron un trabajo de estudio general de la cueva principal y la exploración y topografía de diversas cavidades del conjunto, que publicaron en el boletín del CET (Rosaura y Ortega, 1975). Mientras, Rioseras había organizado un grupo de espeleología en la Universidad Laboral de La Coruña, que acometió de forma técnica y sistemática la topografía completa de la Cova do Rei Cintolo, mediante el método innovador del cálculo numérico de las coordenadas de los puntos de las poligonales principales, frente al método clásico del dibujo de estas sobre papel milimetrado. Al tratarse de una cavidad de desarrollo laberíntico, las poligonales del interior de O Cintolo ganaban, por este sistema, una gran precisión. Mi falta de soltería, condición de la que gozaban mis compañeros, limitó mi dedicación a solo algunas colaboraciones esporádicas en los trabajos que ellos emprendieron. La casi única labor completa que desarrollé fue un proyecto de "Situación de las cavidades: Furado da Meiga, Cova do Rei Cintolo y Cova dos Arcos" (Plana, 1979), aplicando un nuevo método de "bisecciones azimutales", y un intento frustrado de estructurar el Catastro Espeleolóxico Galego. Tampoco fue notoria mi aportación entre los años 1982 y 85, a la actividad de campo y burocrática que desarrollaba la Federación Galega de Espeleoloxía, dirigida en todo aquel tiempo por Manuel Díaz Prieto, y a la que me sumé, pese a mi prevención y a la de mi grupo de procedencia sobre este tipo de asociación, convencido yo de que la gallega era una federación con algunas diferencias sustanciales respecto a la española, y de que, en este territorio, involucrarse en ella era la única posibilidad existente de intentar organizar la vinculación de sus espeleólogos. Desde 1975 Miguel Rioseras trabajó, junto con los del grupo que había puesto en marcha, durante cuatro años, en el conocimiento de la cavidad principal. El resultado fue la publicación de dos memorias complementarias (1977/78 y 1978/79) y el levantamiento de un plano general a escala 1/500 de toda la Cova do Rei Cintolo y distintos planos parciales por sectores a escalas 1/200, 1/250 y 1/500 que se intercalan entre las descripciones de cada zona. Antes, y como referencia precedente, se había publicado, en septiembre de 1976, por parte del G.E.S. Ártabros, de La Coruña, un "Estudio sobre el seudokarst de Mondoñedo (Lugo)", aportado al IV Congreso Nacional de Espeleología, y cuyo mismo título da idea de la indebida timidez con que se valoraba este conjunto de cuevas netamente kársticas, desarrolladas en un paquete de calizas cámbricas asentadas sobre un nivel de base de pizarras. El plano de la Cova que se incluyó en este trabajo, da una perfecta idea de la reducida extensión de la topografía realizada hasta aquel momento, previo a la intervención de Miguel Rioseras y de su equipo. Después de esa fecha, no he encontrado constancia de que se hayan realizado nuevos levantamientos topográficos, puesto que quienes han aportado a sus trabajos algún plano de la cueva, han hecho uso por lo general, de la topografía de 1978, citando su procedencia en el mejor de los casos, u olvidando este protocolo mínimo las más de las veces. |
UN POCO DE HISTORIA.
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PERÍODO 1975-1978
El primer campamento en la Cova do Rei Cintolo se realiza en las fechas del 7 al 11 de febrero de 1975. Esta salida supone el primer contacto con la cavidad y su entorno. Rápidamente nos dimos cuenta de su enorme importancia y de la falta de planificación de un trabajo serio y metódico por parte de la espeleología gallega. En esta ocasión entramos en contacto con espeleólogos de La Coruña y Lugo que nos pusieron al día sobre el estado de la exploración de la cavidad y la ausencia de trabajos de topografía serios en curso, motivo por el cual decidimos partir de cero y comenzar una nueva topografía desde la misma boca de entrada, inicialmente sin muchas pretensiones. En los meses de mayo y noviembre de 1975 se repiten las salidas siempre con el mismo propósito de explorar cada rincón de la cavidad e ir completando el levantamiento topográfico. A finales de año ya se dispone de una topografía bastante detallada del Sector Central y el Sector de Potes, Cirios, Órganos, Galería del Río, Valle Inclán y Vía de Apóstoles. En febrero de 1976 se realiza el IV Campamento a la Cova do Rei Cintolo centrando nuestros esfuerzos en torno a la Galería de Sedimentos y su comunicación con el sector de Potes, lo que al final se consiguió proporcionado un acceso más sencillo a la Vía de Apóstoles, evitando de este modo el engorroso paso por la galería de Valle Inclán.
A finales de año, el grupo ya es bastante numeroso y se impone un cursillo de formación para los nuevos integrantes que incluye exploración, topografía, prácticas de escalada, etc., realizadas en las galerías de Cirios, Organos y Galería del Río.
En diciembre de 1977 se comenzó la repetición de los ejes principales con un nuevo material topográfico un poco mas preciso que el que habíamos usado con anterioridad. Entre los meses de febrero y mayo de 1978 se realizan los tres últimos campamentos de este período en los cuáles se acomete fundamentalmente la exploración de la Zona Nueva y la revisión topográfica iniciada el año anterior. Cabe destacar como principales logros el descubrimiento del río subterráneo de Apóstoles y la comunicación de la Zona Nueva con el Sector de Potes, lo que constituye un nuevo eje de la cavidad denominado Tercera Axial.
Coincidiendo con la finalización del Curso 1977-78, se publicó la Memoria de Actividades del Grupo GEULC en el que se incluye un detallado trabajo topográfico sobre un total de 4.598 m., estimando el desarrollo total de la cavidad en unos 6.500 m. en base a lo explorado. A partir de este momento el grupo de los incondicionales del Cintolo debíamos trasladarnos para continuar nuestros estudios en otras universidades, pero gracias al empeño y esfuerzo personal de nuestro compañero de grupo Santiago Marcos Cáceres, la cavidad recibiría un nuevo impulso muy notable, durante el Curso 1978-79.
Quizás debiéramos invocar y conjurar al Rei Cintolo para que regrese del mundo de las meigas y haga justicia a esta fantástica cova que lleva su nombre...
PERÍODO 1978-1979
Otra de las zonas en las que trabajamos es el Dédalo Sur. Se explora y topografía un conjunto de pequeñas galerías que, partiendo de Valle Inclán, desembocan en el techo de Organos a través de varios balcones. Son las galerías más altas del sector, complicando el ya de por sí sorprendente entramado del Dédalo Sur, acercándolo un poco más al exterior y confirmando este punto como un firme candidato a un futuro colapso y hundimiento.
Paralelamente, en todas las visitas que se realizan se van tomando las notas necesarias para poder elaborar posteriormente un alzado completo del sistema que nos permita visualizar y comprender mejor la disposición de los conductos reconocidos. Nuestras actividades nos llevaron igualmente a explorar otras cavidades, algunas ya conocidas (Teixide, Lobos, Meiga) y otras totalmente inéditas (Pena Paleiro). Con más ilusión que medios iniciamos algunos trabajos pioneros como el del estudio de la génesis y formación de los oolitos de la Sima del Caldeiro, o como el anillamiento y seguimiento de murciélagos, con vistas al futuro planteamiento de una figura legal de protección de la importante colonia presente en el Cintolo, y permitir así su salvaguarda frente a las molestias derivadas del excesivo tránsito de visitas y de las capturas o muertes promovidas por usos y costumbres de arraigo cultural de dudosa certeza.
A pesar de que hemos avanzado en el conocimiento de la Cova do Rei Cintolo, y de que su recorrido topografiado ha alcanzado 5.190 metros, muchas galerías sólo parcialmente exploradas y cientos de incógnitas por revisar se quedaron pendientes a mi marcha en julio de 1979, ofreciendo una gran oportunidad de continuación a las generaciones siguientes. Tras veinticinco años, el testigo no ha sido recogido, y los trabajos realizados por los miembros de GEULC siguen siendo los mejores referentes del mayor y más visitado sistema kárstico gallego. La cavidad sigue estando en el mismo sitio, aunque un poco más pisada, humillada y descuidada. |
BIBLIOGRAFÍA
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