Tras las riadas del último invierno, se han agudizado los problemas en torno al valle ciego del Guareña, también conocido como Circo de San Bernabé. Se trata de un fenómeno natural que pudimos comprobar por primera vez, con esa intensidad, a partir de las grandes riadas de diciembre de 1980 y enero de 1981.
El Sumidero del Guareña, al no poder drenar todo el caudal de agua que, desde los Montes del Somo, le aportaban los diferentes arroyos del Valle de Sotoscueva, registró una inusual inundación de más de 15 metros de altura por encima del sumidero. Este hecho favoreció un brusco deslizamiento de los sedimentos del talud existente entre la ermita de San Tirso y de San Bernabé y el propio sumidero del río. Con ellos también se deslizó el gigantesco bloque sobre el que se sustentan los muros perimetrales y la propia campa situada frente a la ermita, que cedieron y arrastraron los peldaños de acceso hacia el interior del templo, así como el púlpito y la sacristía del siglo XVIII que se cimentaban directamente sobre los sedimentos de la campa. El veterano geólogo y espeleólogo Adolfo Eraso ya entregó en su momento un informe a la Delegación Provincial del Ministerio de Cultura, garante de la protección de Ojo Guareña dado que desde 1970 estaba declarado como Monumento Histórico Artístico, los denominados Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1985.
Por otra parte, desde el propio Ministerio de Cultura se adoptaron entonces una serie de medidas, cuando menos discutibles, que conllevaron la eliminación de la sacristía (que se puede contemplar en la fotografía que adjuntamos) y que a punto estuvieron de incorporar una gran viga de hormigón aérea, completamente visible, que facilitara la sustentación del conjunto. La aparición de un enterramiento altomedieval junto a la entrada principal motivó la paralización de las obras y su oportuna modificación. Poco después se añadiría una amplia escalinata frente a la ermita y un gran graderío entre la campa y la Sala del Ayuntamiento.
San Bernabe en 1981
En las décadas siguientes se sucedieron otras grandes inundaciones, seguidas de otros corrimientos de la ladera, no tan importantes como los citados, pero que afectaron a las escaleras de bajada hacia el Camino Simón que conduce a Cueva de Sotoscueva por la margen izquierda del Guareña. Pero en el interior de la cavidad comenzó a producirse un fenómeno inusual para los espeleólogos acostumbrados a transitar por la Galería y Sala del Cacique, justo el lugar más alejado al que llegan las actuales visitas turísticas de Ojo Guareña. En los momentos en que las aguas del Guareña se embalsaban por encima del sumidero, parte de ellas comenzaban a filtrarse entre los sedimentos del propio talud, reencontrando otro antiguo sumidero, el que hoy denominamos Sala Negra. Desde ese punto, las aguas discurrían velozmente a favor del buzamiento, erosionando y reexcavando buena parte de los sedimentos que el mismo río había depositado hacía decenas de miles de años.
En esta década, pero especialmente en estos últimos años, el fenómeno se viene repitiendo cada vez con mayor frecuencia. Se repiten las inundaciones del Guareña, que forma una gran balsa que corta la carretera y se acerca a las primeras casas del pueblo de Cueva de Sotoscueva. En el interior de la cavidad, el caudal que se sume por la Sala Negra, dos niveles por encima del propio Sumidero del Guareña, erosiona cada vez con mayor fuerza, habiendo excavado un “cañón” entre los sedimentos de varios metros de profundidad. Parte de esos sedimentos los arrastra por dos nuevos sumideros hacia los niveles inferiores y parte los está depositando en un nuevo cono aluvial en la Galería del Teléfono, por la que acceden los turistas hasta la Sala del Cacique.
El Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva y la Junta de Castilla y León llevan preocupados por este asunto desde hace tiempo. El Grupo Espeleológico Edelweiss ya ofreció el año pasado su colaboración para acceder al interior del Sumidero del Guareña y evaluar el estado del derrumbe final que impide el acceso directo de los espeleólogos hacia el resto de la cavidad (aunque también se puede acceder cómodamente por Cueva Palomera) y que se va obstruyendo progresivamente con los propios sedimentos aportados por el río. Tal vez una limpieza y desescombro pueda aminorar las cada vez más frecuentes inundaciones del Guareña.
En la noticia que adjuntamos se habla de esa colaboración del Grupo Edelweiss con ambas administraciones y también de que la Junta de Castilla y León ha decidido encargar al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas del Ministerio de Fomento el estudio y la búsqueda de la solución óptima al deslizamiento de los sedimentos que sustentan la Campa de San Bernabé. Evidentemente la solución no será fácil, porque además deberá contemplarse la especial relevancia histórica y belleza del lugar. Del mismo modo, debe tenerse en cuenta que ese mismo talud que se desliza está enmascarando numerosas antiguas bocas de entrada a la cavidad, entre otras las que facilitaron que durante la Prehistoria accedieran al interior de la Sala y Galerías de las Huellas las personas que nos dejaron en el suelo arcilloso de la cueva la impronta de sus pies descalzos. El estudio iniciado hace un par de años, por el Grupo Espeleológico Edelweiss y miembros del CENIEH, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, nos ha permitido escanear más de 1.000 huellas perfectamente individualizadas y aún queda bastante trabajo por hacer. Sus resultados provisionales se presentaron en el pasado Congreso Internacional de la UISPP celebrado en Burgos y se incluyeron en el número 18 de la revista Cubía del pasado año.
más información en Diario de Burgos. 14-06-2015