Cueva del Molino

Burgos14.jpgJusto por debajo del pueblo de Bercedo, en la Merindad de Montija, se desarrolla una de las cavidades más singulares y desconocidas de nuestra provincia, la Cueva del Molino. Sus entradas se localizan al norte de la localidad, junto al antiguo molino existente en la orilla del río Cerneja, afluente del Trueba que, durante buena parte del año, sólo presenta circulación subterránea a su paso por Bercedo.

La cavidad se desarrolla en un estrato de calizas y calizas arcillosas de escasa potencia sobre el que se asienta el pueblo. Sus dos entradas constituyen antiguos sumideros del río Cerneja, utilizados como desagüe por el molino, mientras este estuvo en funcionamiento, aunque actualmente sólo son activos en las grandes crecidas.

El entorno del antiguo molino, hoy en ruinas, es de una singular belleza y merece la pena conocerlo aunque apenas nos podamos adentrar, con comodidad, en sus primeras decenas de metros y lógicamente con la previsión de no hacerlo en época de intensas precipitaciones por si el cauce del río entrase en funcionamiento.

situacion14.jpgSe trata de un intrincado laberinto de laminadores y gateras por el que el agua, a partir de la entrada del molino, puede circular en ambos sentidos, dependiendo del volumen que drene. El sentido habitual de circulación es lógicamente paralelo al del río Cerneja, alcanzando en su punto más bajo los 20 metros de desnivel por debajo del cauce del río, lo que explica por sí sólo las precauciones que deben tomarse en época invernal o de grandes avenidas.

En momentos extremos, si el nivel de las aguas asciende mucho, llega a inundarse toda la cueva, efectuándose un drenaje en dirección inversa, hacia el NE, como fácilmente se puede comprobar por los plásticos acumulados en este otro punto bajo de la cavidad. Estamos por tanto ante una curiosa captura subterránea de parte de las aguas de vertiente mediterránea del Cerneja, hacia la cabecera del Cadagua, ya de vertiente cantábrica, paralela a la captación efectuada en el mismo río Cerneja para abastecer al embalse de Ordunte. De hecho, cuentan en Bercedo que la compañía que construyó el citado embalse realizó una coloración, con anilina, de las aguas que se sumían por la Cueva del Molino, resultando positivo en el río Cadagua.

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El aspecto denunciable de esta interesantísima cavidad es que su entrada NE es casi impracticable, al ser utilizada directamente como aliviadero de las aguas fecales por algún vecino de la localidad, obviando los colectores de saneamiento del pueblo y cualquier norma civilizada de salubridad e higiene.

En la primera exploración efectuada en 1965 por miembros del Grupo Edelweiss, una súbita crecida de aguas les obligó a salir precipitadamente de la cavidad. En cinco jornadas de trabajo llevadas a cabo entre 1988 y 1989 topografiamos los más de 2.100 metros de la cavidad, aunque las posibilidades serían aún mayores en caso de forzarse varios pasos extremadamente
penosos.
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