Cavidades de Castrillo del Val
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Artículo extractado y resumido de Cubía Nº6.
Cavidades de Castrillo del Val
Partida BU-IV.B
Pag. 14 a 20
Ana I. Ortega Martínez
Miguel A. Martín Merino
G.E. Edelweiss
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1. Situación Geográfica
Castrillo del Val se localiza unos 10 km al SE de la ciudad de Burgos. Su término municipal está dividido por la vega del río Arlanzón, en cuya margen izquierda se localiza el pueblo, en medio de una hondonada, famosa por sus restos fosilíferos asociados a depósitos lacustres neógenos.
El tercio sur del municipio se desarrolla en una paramera formada sobre las calizas miocenas que, en su extremo SE, entran en contacto con las calizas del Cretácico Superior que bordean a la Sierra de la Demanda y que se adentran ya en término de Ibeas de Juarros (ITGE, 1997). Todas las coordenadas UTM con que situaremos a los fenómenos descritos están obtenidas de la hoja 1:25.000 del IGN nº 238-II (Ibeas de Juarros).
2. Historia de los trabajos
En la zona se localizan varias cavidades que, en la primera mitad de la década de los años cincuenta ya habían sido visitadas por miembros del G. E. Edelweiss (Rubio, 1982: 22). En octubre de 1970 se topografió una cavidad artificial aparecida en una explotación de áridos. En noviembre de 1976, se topografiaron las cuevas naturales y, pocos años después, miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca realizaron diversas catas, localizando materiales de la Prehistoria reciente en algunas de ellas (Eudald Carbonell, com. pers.).
Hacia la segunda mitad de la década de los noventa Salvador Stroeckner y Antoni Serra de la Agrupación Arqueológica de Girona realizan prospecciones por la zona, entregando en 1997, al Ayuntamiento de Castrillo del Val, diferentes restos arqueológicos procedentes, tanto de yacimientos al aire libre como de cavidades (Cueva del Carrascal y Cueva del Portal de Belén I) que, tal vez, tengan relación con catas recientes que se observan en estas cuevas en la actualidad.
Posteriormente se realizó el Inventario Arqueológico del término municipal de Castrillo del Val, promovido por la Junta de Castilla y León, en el que no se hace ninguna referencia a las cavidades del municipio.
En abril de 2002 miembros de la Asociación para la Coordinación de Actuaciones para Preservar los Valores Históricos-Artístico-Culturales y Medioambientales de Castrillo del Val se pusieron en contacto con nosotros con el fin de que realizásemos la valoración del conjunto de cavidades de su término municipal.
3. Las cavidadesnaturales
3.1 Accesos y Litogía
A unos 2 km en dirección SSE se localizan las Cuevas del Portal de Belén. La más visible, situada a la izquierda en el sentido de la marcha, se denomina Cueva del Carrascal, mientras que con el nombre de Cuevas del Portal de Belén se conocen más propiamente las localizadas frente a ésta, ocultas entre la vegetación, dando la impresión de tratarse todas ellas de un mismo fenómeno kárstico que ha sido seccionado en dos conjuntos por la incisión del valle en cuyas márgenes se abren. Continuando unos 750 m en dirección S, por una vereda, hasta el cruce con el camino proveniente de Espinosa de Juarros, se alcanza Cueva Carrera, abierta en una dolina de hundimiento, unos pocos metros al SW del citado cruce.
Es de destacar que estas cavidadades están todas ellas excavadas en los conglomerados del Astaraciense que se desarrollan y limitan el borde mesozoico de la Sierra de la Demanda. Están compuestos por un paquete de cantos calizos, con centiles de hasta 20 cm, cementados por carbonatos y matriz arenosa con tonos rojizos, que aparecen cuando están desmanteladas las calizas del páramo de finales del Mioceno suprayacente. En el entorno en que se localizan las cavidades dicho afloramiento no viene representado en la hoja 1:50.000 (ITGE, 1997), aunque por sus similitudes con los conglomerados descritos en otros sectores próximos, pensamos que se trata de los mismos materiales astaracienses.
Por último, el Abrigo de Las Cocinas se localiza a unos 1.800 m al SE del pueblo, poco antes del Manantial de Fuentiles, estando excavado en las calizas superiores de los páramos.
3.2 Relación de cavidades:
• Cueva del Carrascal
X: 452.970
Y: 4.683.150
Z: 995
Se trata de un amplio abrigo que cuenta con 4 entradas y un trazado laberíntico, con numerosas columnas. Su anchura máxima es de 26 m y su profundidad máxima de 25 m, siendo su desarrollo total de unos 100 m y su desnivel inapreciable. Todos sus accesos cuentan con pequeños muros de cerramiento, albergando sedimentos con restos arqueológicos.
Entre el material arqueológico de esta cavidad, depositado en el Ayuntamiento de Castrillo del Val, existen dos piezas, una pequeña lasquita cortical de sílex, que podría corresponder a un resto de talla, y un molar de carnívoro no fosilizado.
La cavidad presenta varias catas a lo largo de su recorrido, efectuadas durante los años noventa. Una observación rápida y superficial de los sedimentos removidos no ha proporcionado restos arqueológicos claros, aunque en la rampa exterior de acceso localizamos un pequeño fragmento óseo de aspecto fosilizado y superficie alterada, que debe proceder del interior de los sedimentos de la cavidad, y que evidenciaría un yacimiento Pleistoceno.
• Cueva del Portal de Belén I
X: 452.910
Y: 4.683.110
Z: 995
Es la mayor de las tres, cuenta con un desarrollo total de 34 m, sin desnivel apreciable. Presenta yacimiento arqueológico, siendo interesante constatar que buena parte de su entrada original permanece sellada bajo grandes bloques desprendidos del techo.
Entre el material depositado en el Ayuntamiento de Castrillo del Val se documentan restos óseos correspondientes a faunas pleistocenas y actuales. Entre los primeros se observan dos piezas dentarias fósiles de équido, con restos de costra y arcilla cementada, atribuidas a Equus caballus. La fauna actual está representada por carnívoros (pequeños felinos, cánidos y tejón), herbívoros, lagomorfos y aves.
Tras la visita realizada en abril de 2002, pudimos comprobar la existencia de varias catas recientes, de aproximadamente 1m2, que han removido sedimentos arcillosos y costras similares a las que presentan las piezas dentarias descritas, por lo que deducimos que los restos paleontológicos deben proceder de estos sondeos, constatando la presencia de un yacimiento paleontológico del Pleistoceno y también posiblemente de la Prehistoria reciente.
• Cueva del Portal de Belén II
X: 452.920
Y: 4.683.110
Z: 995
Pequeño abrigo de 9 m de profundidad y 6 de anchura, localizado junto al anterior e igualmente con sedimentos arqueológicos no documentados. En esta cavidad se detectó yacimiento prehistórico de las fases recientes (Eudald Carbonell com. pers.).
• Cueva del Portal de Belén III
X: 452.930
Y: 4.683.105
Z: 995
Pequeño abrigo de 11 m de anchura por 5 de profundidad máxima, que completa el conjunto de cavidades denominadas del Portal de Belén, en el que aparecen en superficie restos óseos de fauna actual.
• Cueva Carrera
X: 452.950
Y: 4.682.400
Z: 1.025
Una pequeña dolina de hundimiento da paso a un conducto de 30 m de desarrollo y -3 m de desnivel, de clara génesis freática, que finaliza colmatado por sedimentos. Tiene un yacimiento arqueológico puesto de manifiesto en la pequeña cata de 1 metro de lado y unos 40/50 cm de profundidad que se conserva junto a la pared Este, hacia la mitad de la cavidad, que ha sido realizada en los últimos años.
Entre los sedimentos alterados y removidos de esta cata localizamos un fragmento de galbo de cerámica a mano, que presenta marginalmente un motivo decorado compuesto por una doble banda de impresiones que podría estar resaltando el arranque de una posible carena, que se enmarca dentro de las tipologías cerámicas de la Prehistoria reciente.
También identificamos un fragmento (la mitad) de un canto rodado de cuarcita, que podría tener evidencias de uso, y varios huesos entre los que algunos de ellos presentan roturas antrópicas, que no proporcionan por sí mismos una adscripción cronológica precisa.
Igualmente localizamos dos fragmentos de cerámica a torno: uno pequeño, de pastas grises, posiblemente realizado a torneta, relacionado con fases de la Edad Media, y otro de galbo de una vasija de pastas sedimentarias con restos de vedrío melado en la superficie externa, correspondiente a producciones postmedievales de alfares tradicionales.
En las inmediaciones de la cata, en superficie, se recuperaron 9 fragmentos de cerámica a torno de época medieval y postmedieval, pertenecientes a una o dos vasijas, de pastas sedimentarias y producciones tradicionales.
Al final de la cavidad se localiza una reciente trinchera, de casi unos 5 metros de longitud por 1 metro de anchura media y unos 0,80/1 metro de profundidad máxima, en cuyos frentes se observa la presencia de antiguas acumulaciones de microfauna.
4. El Abrigo de Las Cocinas y el Menhir de PeÑalada
• Las Cocinas
X: 453.280
Y: 4.683.980
Z: 1.005
Abrigo formado por erosión diferencial bajo un delgado estrato de calizas superiores de los páramos. Dada su reducida profundidad y la ausencia de sedimentos que pudieran albergar restos arqueológicos optamos por no topografiarlo. No obstante, en su parte central se observa un rebaje artificial en el suelo aparentemente destinado a fijar un poste vertical, que permitiese sustentar un techado artificial que ampliase la profundidad del abrigo, proporcionándole mayor entidad.
Del entorno de este enclave debe proceder parte del material arqueológico depositado en el Ayuntamiento de Castrillo del Val, compuesto por un conjunto de elementos líticos, de sílex, cuarcita y cuarzo, entre los que se reconocen lascas, lasquitas y objetos retocados, como denticulados, truncaduras y piezas retocadas, junto a dos piezas de caliza naturales.
La falta de información sobre el contexto de este conjunto, la selección y recogida del mismo, o la ausencia de elementos tecnológicos significativos hace que no podamos precisar una adscripción cultural al mismo, mostrando este conjunto un amplio espectro temporal más próximo a las fases recientes de la prehistoria.
• Menhir de Peñalada
X: 453.300
Y: 4.683.940
Z: 1.000
Apenas a 50 m del Abrigo de las Cocinas localizamos un menhir sobre el que no existían referencias, estando inédito a pesar de localizarse cercano al camino vecinal de Cuzcurrita y al manantial de Fuentiles.
Se trata de un ortostato de piedra caliza de páramo, de más de 2 m de altura visibles, a los que habría que añadir los pertenecientes a un gran fragmento que parece haberse desprendido de su parte superior. Se trata de una parte del estrato en que se localizan los citados abrigos, que ha sido desplazado hasta su posición actual e hincado verticalmente, apreciándose nítidamente en una de sus caras las formas de disolución de lapiaz superficial características de estas calizas.
5. Las cavidades artificiales
• Cueva de la Carretera
X: 451.980
Y: 4.685.770
Z: 950
Localizada en octubre de 1970 cuando se extraían áridos de una pequeña gravera junto a la carretera, muy próxima al Puente de los Desterrados, su entrada original daba vista directamente al valle del Arlanzón. Se trata de una cavidad de trazado serpenteante, con 32 m de desarrollo total, excavada en un estrato de calizas margosas bastante deleznable. Sus alturas máximas apenas alcanzan el metro y presentan, con cierta frecuencia, rebajes a media altura de sus paredes destinados, en apariencia, al anclaje horizontal de maderos.
En abril de 2002 su tramo distal aparecía hundido, propiciando otra entrada desde el exterior, mientras que su entrada original estaba prácticamente cegada con bloques. En esta fecha observamos grabadas diferentes inscripciones, algunas de difícil trascripción, que no fueron localizadas por nuestro compañero Elías Rubio en 1970, por lo que tenemos dudas sobre la antigüedad de las mismas.
Su tipología se aleja de los modelos clásicos del mundo eremítico, constatando la ausencia de toda referencia ornamental que lo pudiera recordar (tipo hornacinas, silos, tumbas, cruces inscritas...).
En la actualidad, unos 30 m al S, en medio de la citada gravera, se observan claramente los restos de otra cavidad prácticamente hundida en su totalidad.
• Cueva del Castillejo
X: 451.840
Y: 4.685.430
Z: 980
Como consecuencia de la roturación de surcos en el cerro conocido como Castillejo, se produjo el hundimiento de una bóveda artificial que hasta entonces era desconocida. El estrecho hundimiento original fue agrandado por unos jóvenes de Castrillo del Val, quienes también intentaron desobstruir el hundimiento final, así como buscar una posible continuación al otro lado de una gran losa labrada, dispuesta verticalmente, que parecía sellar la galería.
La cavidad está excavada en su totalidad en unos niveles terrígenos, muy deleznables, en los que se observan los característicos fósiles de Castrillo del Val. Su entrada original estaba orientada hacia el sur, es decir, hacia el cerro, en contra de la pendiente natural del terreno, por lo que no era visible desde el valle. Tenía un metro de altura por 70 cm de anchura y estaba cubierta por una losa vertical, labrada, de 16 cm de grosor, que descansaba directamente sobre otra losa similar, pero dispuesta horizontalmente.
La entrada da acceso a una galería horizontal, abovedada, de 3 metros, cuya única continuidad era, a través de un pocete de 45 cm de diámetro, con un nivel inferior. La sección circular de este pocete presentaba una estrecha prolongación rectangular que le proporcionaba un aspecto de "cerradura". Al existir originalmente junto a él un bloque de caliza, sin labrar, cuya aparente finalidad era la de "tapadera", sólo quedaría destapada la prolongación rectangular, por lo que apuntamos como hipótesis el que tuviera la finalidad de canalizar el agua de escorrentía que eventualmente pudiera sumirse por la entrada hacia un recodo de la galería inferior.
Una vez descendido el pocete, de 1,20 m de profundidad, se accede a una galería inferior de sección similar que, tras una doble curva, presenta, en la bóveda, una antigua comunicación vertical con el exterior, cubierta por dos grandes bloques de caliza, sin labrar. En este punto las paredes presentan unos rebajes laterales destinados, bien a facilitar el acceso desde el exterior, o bien a encajar horizontalmente algún madero. La galería continúa, con sección más reducida, unos pocos metros más, hasta que otra nueva comunicación, en la bóveda, con el exterior, se encuentra actualmente hundida.
Aproximadamente unos 30 m al NW de la entrada se aprecia una depresión, similar en su morfología a una dolina, aunque dado que no se trata de un terreno calcáreo, sino impermeable, parece claro que debe tratarse del hundimiento de alguna galería artificial semejante a la descrita.
En todo el perímetro del cerro se localizan otras posibles evidencias de la existencia de cavidades artificiales, tanto en forma de hundimientos en el terreno como, sobre todo, por la presencia de losas calcáreas similares a las descritas. En concreto pudimos apreciar otra losa labrada, similar a la que hacía las funciones de puerta, localizada en el otro extremo del cerro, al W de las ruinas de la ermita localizada en su ladera meridional, sin poder precisar si se trata de la de Veracruz o la de Nuestra Señora del Castillejo (Madoz, 1984: 285), así como restos de varias más similares, alguna de ellas aún hincada.
Al igual que ocurría con la Cueva de la Carretera, la estructura y planimetría de esta cueva artificial del Cerro del Castillejo se aleja nuevamente de las tipologías relacionadas con el mundo eremítico medieval. La ausencia tanto de elementos decorativos, estructurales o de cultura material, así como de referencias documentales, no posibilitan disponer de claves para la comprensión funcional o cronológica de este conjunto.
El Inventario Arqueológico de la Junta de Castilla y León localiza en la ladera septentrional del Cerro del Castillejo un importante asentamiento de la Prehistoria reciente, aunque los silos característicos de la Edad del Bronce no guardan paralelismo tipológico con las estructuras que estamos describiendo.
Las primeras referencias históricas sobre los núcleos que pueblan este sector de la vega del río Arlanzón datan del siglo X, entre las que cabe destacar San Martín del Río del 944 o Castrillo de la Vega del 921 por pertenecer al término de Castrillo del Val, documentado en el 952 como Castrello de Munnio Romanez y en 1103 como Castrillum de Verozruz (Martínez Díez, 1986: 24).
Esta referencia nos habla de una de las iglesias de esta localidad, la de Santa Cruz o de Vera Cruz, que junto con la de Nuestra Señora de Castillejo, se ubicaban en el cerro del Castillejo, y para el siglo XIX eran dos ermitas ya demolidas.
Es tentador relacionar las cavidades artificiales con momentos altomedievales, fase en la que se documenta con mayor frecuencia la construcción artificial de conductos y cavidades, aunque la distancia tipológica respecto a las estructuras altomedievales del mundo eremítico nos hace pensar en otra funcionalidad, tal vez como silo o lugar de ocultación.
6. Conclusiones
El presente trabajo presenta, de forma preliminar, el valor karstológico de las cavidades del término de Castrillo del Val, no tanto por su desarrollo topográfico, que es escaso, sino por su interés geomorfológico, al formarse estos conductos en el estrato de conglomerados en un momento mal conocido en el que se está produciendo la reorganización hidrológica de la áreas que delimitan el borde mesozoico de la Sierra de la Demanda, presentando la más elevada de ellas las mismas cotas que el nivel superior del Sistema Kárstico de Cueva Mayor-Cueva del Silo en la Sierra de Atapuerca. Tal vez futuros estudios regionales puedan relacionar todas las cavidades que se desarrollan en el límite de este reborde mesozoico.
La importancia arqueológica que se intuía respecto a estas cavidades se ha visto confirmada por las catas realizadas, sin autorización de la Junta de Castilla y León, en la década de los noventa, confirmando la existencia de un interesante potencial arqueológico y paleontológico.
Las cavidades artificiales, de tipología muy distinta entre sí y a su vez alejadas del mundo eremítico, ponen de manifiesto un carácter desconocido del entorno del Cerro del Castillejo.
7. Bibligrafía
GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS: Archivo del Catastro Espeleológico del G.E.E. Excma. Diputación Provincial de Burgos.
IGN. (1999): Mapa Topográfico Nacional de España, 1:25.000, nº 238-II, Ibeas de Juarros. Instituto Geográfico Nacional.
I.T.G.E. (1997): Mapa Geológico de España, 1:50.000, nº 238, Villagonzalo Pedernales, 2ª serie (MAGNA). Instituto Tecnológico Geominero de España.
JUNTA DE CASTILLA Y LEON (2002): Inventario Arqueológico del Termino Municipal de Castrillo del Val (Burgos). Junta de Castilla y León. Inédito. Mayo, 2002.
MADOZ, Pascual (1845-50): Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Edición facsímil de 1984 por Ámbito Ediciones, S.A. de las voces pertenecientes a la provincia de Burgos.
MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo (1986): Pueblos y alfoces burgaleses de la repoblación. Junta de Castilla y León. Consejería de Educación y Cultura.
RUBIO MARCOS, Elías (1982): 30 Años de Exploraciones (1951-1980). Memoria del Grupo Edelweiss, Excma. Diputación Provincial de Burgos.